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La Vereda es un programa que se emite en Ràdio Klara desde junio de 1999. Un espacio para la poesía, la literatura, la música, la cultura, el arte, el compromiso, las emociones... Un camino poético en el que la vida no pasa: se queda. Escúchala en directo los jueves de 19 a 20 h en la 104.4 FM València y en www.radioklara.org. O cuando quieras en nuestro podcast.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Vocales

Twitter es el territorio de las palabras rotas. De este modo ocupan menos espacio y se rentabilizan mejor los 140 caracteres. Pero una palabra rota es una palabra rota. Imaginemos una casa en la que, para ahorrar espacio, la vajilla estuviera compuesta de medios platos y de medias cucharas y de medios tenedores. De media nevera también y de media estufa y de medio cepillo de dientes o de la mitad de la cama. Una casa con la mitad del retrete y la mitad del bidé y la mitad de la pastilla de jabón. Toda la casa rota, con un 30% de microondas y un 40% de sofá y un 10% de ventanas. Y, en esa casa, una familia en la que al padre le faltaran las piernas, a la madre los brazos y a los niños la nariz y los labios. Todo muy económico. Si entráramos en ella, reconoceríamos un hogar, sin duda, y distinguiríamos a los padres de los hijos del mismo modo que traducimos QTL por Qué tal, QT1BD por Que tengas un buen día, o TKM por Te quiero mucho. ¿Pero quién viviría allí? Alguien, desde luego, que fuera la mitad de sí mismo. Y no solo la mitad de sí mismo en cuanto al cuerpo, sino también en cuanto a la mente. Un hemipléjico total.

La realidad, quizá por influencia de las palabras, se vuelve hemipléjica. Los contratos de trabajo están rotos igual que los salarios, que funcionan a medio gas. La capacidad de protesta de los trabajadores ha caído en picado, lo mismo que la influencia de los sindicatos en el hemimundo laboral. A un amigo le escribió su médico el siguiente mensaje: ¿Sgs con prblms d prstt? Que, después de mucho estudiar, logró leer como ¿Sigues con problemas de próstata? Parece que el pato, en la lengua, lo pagan las vocales. ¿Y en el pensamiento? ¿De qué modo o por dónde se reduce el pensamiento?

Juan José Millás